El encofrado es un medio auxiliar necesario durante el proceso de vertido y fraguado del hormigón para construir las estructuras de forma in situ. Un buen encofrado asegura una mayor eficiencia en la mano de obra que aporta el estructurista, y por tanto proporciona un avance adecuado en el proceso de construcción.
Aunque el encofrado tiene el carácter de temporal (está colocado mientras se vierte y fragua el hormigón), debe éste prever las medidas de seguridad y la estabilidad completas del proceso (cada sistema de encofrado tiene las suyas). Adicionalmente, es un elemento clave en la obra que se ajusta perfectamente al diseño, ingeniería y arquitectura del proyecto.
La tendencia en los sistemas de encofrados actuales es la búsqueda constante de sistemas eficientes y sostenibles, que reduzcan la dependencia de la mano de obra y la necesidad de recursos, mejorando al mismo tiempo la ergonomía de quien los emplea.
En este sentido, los sistemas de encofrado estándar son modulares, versátiles, sencillos e intuitivos, con unas curvas de aprendizaje rápidas, y cumplen con las expectativas de eficacia. Su carácter modular hace que sean de aplicación para casi cualquier tipo de proyecto y circunstancia. Esto permite que se puedan trasladar de un proyecto a otro con ligeros cambios, y además al ser robustos, permiten ser reutilizados en infinitas puestas con un mantenimiento mínimo.
Las soluciones actuales reducen la necesidad de personal especializado, y en una fracción los equipos de trabajo. A largo plazo, esto supone una optimización en los presupuestos y la ejecución en proyectos de todo tipo y dimensión.
¿Qué factores deben tenerse en cuenta al elegir un encofrado para un proyecto de construcción específico?
Los factores decisivos al elegir un sistema de encofrado para un proyecto son: el tipo de estructura que se pretende construir, la envergadura y los medios y/o recursos que el equipo de obra destinará a construirlo, al igual que las circunstancias y entorno en el que se construye el proyecto.
Es importante conocer el proceso constructivo que se seguirá en obra, el plazo de construcción y las expectativas en cuanto a acabados del hormigón se refiere. Del mismo modo, la experiencia y preferencias del estructurista son también factores a tener en cuenta al elegir el sistema de encofrado.
Por todo esto, es fundamental anticipar todo el proceso constructivo con el equipo de obra. Planificar las diferentes etapas del proyecto y prever los medios de encofrados que el proyecto irá necesitando según llegue a cada hito.
En este sentido, a menudo los equipos de estructuras cuentan con los sistemas de encofrado que les son más familiares, y con lo que más experiencia tienen, tras haber superado las curvas de aprendizaje de estos. Sin embargo, suelen estar siempre abiertos a innovaciones que aceleren sus procesos, y que en definitiva les hagan ser más eficaces y rentables, reduciendo tiempo de construcción, esfuerzo y uso de recursos.
¿Cómo influye el diseño arquitectónico y estructural en la elección del tipo de encofrado?
El diseño arquitectónico y estructural influye directamente en la elección del tipo y sistema de encofrado, por lo que es importante seguir las geometrías y especificaciones del proyecto, y construir la estructura en una secuencia determinada. Según el entorno y circunstancias dadas, seleccionaremos el sistema de encofrado más adecuado.
Llegando incluso en proyectos singulares, a reproducir fielmente las formas y curvas del proyecto mediante encofrados especiales que permiten elegir varios parámetros, como el tipo de tablero fenólico y posición de las barras de atado.